Jazz en Dominicana - Serie Entrevistas 2023 - Luís Ruíz
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Entrevistar es un gran compromiso, una oportunidad; es entablar un dialogo para por medio de interrogantes recabar respuestas que serán compartidas con el público lector. Por su propia esencia la entrevista es el género que permite una mayor conexión entre el público y el entrevistado; siempre hemos tratado de, por medio de estas publicaciones, facilitar su seguimiento, favorecer que el receptor se meta en la conversación. Con esta introducción continuamos con la segunda parte del muy placentero encuentro con Luís Ruíz.
Ruíz fue co-fundador junto a Luis (Terror) Días del grupo de música experimental “Madora”. Fue solista de la orquesta de cámara “Ars Nova” dirigida por Francois Bahuaud, profesor de la Escuela Elemental de Música Elila Mena y del Conservatorio Nacional, del cual es graduado como “Profesor de Flauta y Cursos Superiores de Música”. Realizó estudios de perfeccionamiento con Harold Bennett y Charles Delaney en USA, Comunicación Social en UNICARIBE y es egresado como Licenciado en Música Contemporánea de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña (UNPHU).
Hoy día Luís Ruíz realiza labores docentes, conciertos clásicos como recitalista, y diversas actividades más, tanto como flautista, violinista y también saxofonista de la música popular y del Jazz.
Sigamos pues…
Jazz en Dominicana (JenD):¿Cual, para ti, han sido los álbumes que te han marcado?
Luís Ruíz (LR): 1) Jean-Luc Ponty - Imaginary Voyage. 2) Weather Report - Heavy Weather. 3) Jayson Lindh - Cous Cous. 4) Lead Zeppelin - Primer Album. 5) Queen - A Night At The Opera. 6) Alban Berg - Violín Concerto. 7)Brahms, Prokofiev, Mahler, Stravinsky, Bartok / Best Works Collection.
JenD: ¿Que música escuchas en estos días?
LR: Contrario a la gente normal que escucha la música para satisfacer o buscar ciertas emociones o como puro placer o entretenimiento, el músico reacciona diferente ya que procesa este lenguaje de manera técnica y funcional. De modo que al asemejarse la música que se escucha a una radiografía y a la vez por el oficio tocarnos tan de cerca, se hace difícil procesarla solo como aderezo ya que a veces (es mi caso) hasta nos duele. Creo que la mayoría de los músicos “disfrutamos” pero más que nada nos enfocamos a escucharla para alimentar nuestra biblioteca cerebral, como referencia para mejorar nuestras futuras interpretaciones o con un objetivo u otro, transcribir un tema u obra musical. Pero como simple mortal, de pura manera lúdica, de cuando en cuando y en lo posible escucho música referente a los grandes maestros clásicos y del Jazz en sus variadas vertientes. También a Serrat, Cortez y a los grandes boleristas y baladistas de América y el mundo. Para estar sintonizado con mis raíces y no perder “el batey”, Merengue y Salsa completan el menú y me alimentan.
JenD: ¿Cual, para ti, es el balance entre la música, el intelecto y el alma?
LR: El intelecto como sinónimo de conocimiento general es imprescindible. Hipotéticamente los conceptos metafísicos que involucran a la música como máximo ingrediente para balancear y sazonar la existencia humana dan la impresión de ser válidos. Tal parece que la música y su esencia mágica, creativa y parturienta se asocia con el alma como la concebimos, para extraer de ella el sentimiento. Este proceso imaginario está muy distante del intelecto y sería imposible de emular por una inteligencia artificial. El intelecto genera recursos cerebrales insensibles, calculados, y no le importaría ninguna de las dos intangibles música y alma citadas anteriormente.
JenD: Te gusta estudiar y seguir preparándote académicamente, ¿De que te has graduado últimamente? LR: Estudiar es algo digno de estudio. Es una locura procurarse una carrera en el otoño de la vida. Pero el cerebro de verdad que es necio y se niega a envejecer o descalificarse. En el 2017 conjuntamente con un grupo importantes de músicos dominicanos, asumí el compromiso de reconfirmar académicamente los conocimientos adquiridos a lo largo de mi carrera en lo que respecta a la Música Popular y el Jazz. En el 2020 me gradué “Summa Cum Laude” como “Licenciado en Música Contemporánea” en la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña (UNPHU).
JenD: Tocas, arreglas, compones, enseñas - ¿que significa cada uno para ti?
LR: Tocar es existir en el instante, es como bombear la sangre para que fluya por nuestras venas. Arreglar al igual que componer te lleva a un mundo de promesas sonoras donde el tiempo no transcurre. Es un trabajo musical en el papel o la pantalla para ser compartido a futuro inmediato o como legado para tu satisfacción y la de la sociedad. Enseñar es una vocación casi religiosa que llena todos los espacios y nutre, se esparce y se agradece, una misión solemne.
JenD: Si pudieras cambiar algo en el mundo de la música, y se pudiera convertir en realidad, ¿que sería?
LR: La música al insertarse dentro de lo que es “la industria” ha logrado una proyección bestial y ha penetrado todos los rincones del mundo. Pero existe un sector de la faena musical que no prospera, por falta de apoyo económico, ya que supuestamente no es comercial. Con esto se hiere de muerte a miles de artistas. Si en mis manos estuviera, si contara con el poder de convocatoria necesario, haría lo imposible para lograr la protección estatal y empresarial de este sector, importantizándolo e incluyéndolo dentro de un esquema que sea aceptado y promocionado por “la industria”.
JenD: ¿Que ves como la próxima frontera musical para ti?
LR: Se supone que no existan fronteras cuando eres libre y que la música es independencia que no te pone grilletes en las piernas. Pero en la realidad vivimos en una sociedad eufórica y anestesiada a la vez, donde se consume muy poco el producto musical que algunos artistas generamos. Esto convierte a nuestro país, la pista de despegue, en una frontera local casi infranqueable. Pero ya que este es el precio a pagar por aspirar a lo sublime, y para exonerar de culpa al país político donde vivimos, lo importante es mantenerse activo y hacer trascendente lo poco o mucho que pudiera suceder a partir de nosotros mismos.
JenD: Luís, hace mucho que tienes el Grupo Crossover, grupo que presenta una onda tipo música clásica con improvisaciones. ¿Que concepto tiene? ¿Que te motivo a llegar a este estilo? ¿Quienes lo conforman? ¿Que tipo de repertorio presentan?
LR: Este grupo surgió a finales de los 90. El nombre “Crossover” responde a que en los recitales para flauta y piano que realizaba junto a Elioenai Medina, el repertorio era clásico fusionado con el jazz. Interpretábamos obras de todos los períodos musicales, el repertorio usual, pero más que nada las Suites de Claude Bolling y las obras de Mike Mower, además de una que otra pieza que al igual que las anteriores tuvieran algún sabor popular o jazzístico, y esto siempre gustaba mucho. Luego agregamos contrabajo y batería. En ese momento todos éramos músicos sinfónicos. Posteriormente cambiamos el esquema al integrar a Freddy Valdez-Ibert / bajo, y a Ezequiel Francisco / batería, ambos músicos netamente populares. Así que cambiamos el enfoque y abordamos una línea con un concepto de Jazz Latino apoyado en nuestras raíces. Pero seguimos siendo “Grupo Crossover” por nuestra naturaleza musical innata y porque además, seguimos incluyendo piezas del repertorio de Música Crossover. Actualmente no contamos con la participación de Ezequiel pero tenemos al maestro Rafael Díaz, quien fuera nuestro primer integrante. Respecto al repertorio que manejamos, no es solo Música Clásica fusionada con Jazz, sino que es muy variado y aborda todos los estilos posibles.
JenD: ¿Sigues componiendo? ¿Hay novedades?
LR: Si, claro. Componer se me da con mucha facilidad. Es como un juego donde nunca pierdo pues pongo las reglas. Y si por novedades se entiende música nueva, siempre tenemos una carta debajo de la manga. Y las piezas viejas de tanto estar guardadas cuando emergen a la luz lo hacen revestidas de juventud cual si fueran nuevas.
JenD: ¿Cual es tu opinión sobre el estado del jazz en la actualidad en nuestro país?
LR: Vamos ganando terreno. La renovación se nota. Ya tenemos escuelas especializadas y asistidas por instituciones internacionales. Y se perfila cierto interés gubernamental a favor de esta faceta del arte.
¿Sus festivales, sus espacios de jazz en vivo?
LR: Veo con alegría el montaje de varios festivales de diferentes categorías y niveles. Veo con tristeza muy pocos espacios estructurales, entidades, bares y demás “venues” que acojan a nuestros exponentes de tal manera que puedan desarrollarse y además producir algo de dinero para su sustento. Porque no solo de Jazz vive el hombre sino que es necesario apaciguar el “tema con variaciones” del hambre, en otras palabras, la exigencia voraz del aparato digestivo y la obligación absoluta de suplir la canasta familiar…
¿Los medios y el jazz (escritos, radiales, digitales y sociales)?
LR: Proporcionalmente a la demanda comercial cultural del género la cuál no es grande y por consecuencia no fomenta la producción de un gran número de actividades o conciertos, la presencia del jazz en “los medios” es equitativa. Es más, a veces supera las expectativas y llegamos a pensar que estamos demasiado bien. Porque en las redes sociales, por necesidad o ego somos periodistas de nosotros mismos. De manera que sin sentido crítico verdadero (sin subestimar) todo evento se importantiza quizás más allá de la realidad y esto es un “boomerang” que se vuelve contra nosotros mismos.
JenD: ¿Qué otros planes hay para Luís Ruíz en 2023?
LR: Para ser sincero, no muchos pues las garantías escasean. Creo que la mayoría de nuestros planes se quedan en la gaveta cuando no es que caminan en un folder debajo del brazo con el consecuente miedo a ser víctimas del rechazo empresarial. Los proyectos suelen quedarse en propuestas y a veces solo alimentan los sueños ya que los patrocinios (indispensables) brillan por su ausencia y así se dificulta volar. De modo que mientras sea “mi propio esfuerzo” o “costillas record” los planes pertinentes a nuestro oficio musical, ya sea grabar o producir conciertos, se desvanecen porque en la mayoría de los casos, carecemos de una plataforma económica propia. Este es el caso de muchos, considerando que somos artistas, no mercadólogos ni empresarios prósperos y que vivimos el día a día. Sin embargo existen otros planes y estos tienen que ver con la familia, el desarrollo intelectual, humano y espiritual, que llenan (aunque a medias) los vacíos existenciales y en esas estamos.
Luís, en tus palabras – ¿Qué quisieras adicionar y compartir con nuestros lectores?:
LR: Agradecer a la gente normal por valorarnos y a veces inexplicablemente hasta querernos. Justipreciar a los muchos que se autodenominan músicos frustrados porque alguna vez quisieron ser como nosotros. Ponderar a los que sí son músicos por su valentía, por mantenerse de pie en ésta carrera de fondo sin descanso ni relevo. Y por último: dar gracias por el sentido del oído humano que recibe esta bendición sonora llamada música y que como noble receptor, permite llenar nuestro cuerpo todo, de esas sensaciones inexplicables e infinitas que ella transmite.
Las gracias se quedan cortas, ya que Luís sacó mucho tiempo para pensar y formular sus respuestas, las mismas salidas desde lo más profundo de su ser. Valoremos este talento, este especial ser humano, este gran amigo. Respaldemos sus proyectos, al igual que la de todo músico que podamos, es la mejor manera de agradecerles todo lo que hacen por el bien de la humanidad a través de sus dones!