Jazz en Dominicana - Serie Entrevistas 2025: Richard Peña
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Desde que mi amigo Aldo Pimentel nos presentó, Richard Peña y yo tuvimos una gran química. Me acuerdo que nuestro primer ¨junte¨ fue un largo conversao sobre la música, el jazz, su historia, la mía, la de el .. y así nació una gran amistad entre nos, a la vez paternal, a la vez de compañeros que compartían un gran amor por el jazz.
Logramos, en el 2017, traerlo para tres conciertos en Santo Domingo (con su quinteto) y así el guitarrista, compositor y arreglista pudo compartir su música con nosotros en el Festival de Jazz de Casa de Teatro, el Fiesta Sunset Jazz, y Santo Domingo de Fiesta en Plaza España, respectivamente.
A finales del 2024 cuando estaba preparando mis candidatos para Jazz en Dominicana - Serie Entrevistas 2025 pensé en incluir a algunos músicos residentes en otros países, dominicanos o de ascendencia dominicana. Ya hemos publicado las entrevistas con Luís Disla y Jafet Pérez, y estamos ilusionados con varias otras a músicos que viven en Estados Unidos y Canadá. Hoy me place, me honra compartir con nuestros lectores esta especial invitación a conocer a Richard Peña!
Desde su niñez, Richard ha demostrado un alto nivel musical; ya a los 7 años tocaba música de Mozart en piano. En la Escuela Libre de Música de San Juan adquirió conocimientos en guitarra clásica, composición, coros, conjuntos musicales y teoría musical; para tocar sobre 5 instrumentos. A los 16 años el Guess Who Jazz Quartet lo invitó para ser bajista del grupo, y ahí comenzó a florecer en la música popular. Junto a Guess Who Jazz Quartet ha compartido tarima con grandes, tales como: Charlie Sepúlveda, Paoli Mejía, Edmar Colón, Samuel Morales, Brenda Hopkins, el saxofonista internacional griego Yannis Kassetas, y un sin número de artistas residentes de Puerto Rico.
Ha participado en decenas de festivales de jazz, espacios de jazz, y actividades nacionales e internacionales. Grabó su primer disco “Guess Who Jazz Quartet: Ready For Departure” a la edad de 17. Ha compuesto temas originales y un sin número de arreglos musicales para Orquesta Sinfónica, Jazz Big Band, Jazz en Grupos Pequeños y Grande, Música Clásica, Rock, Fusión, Swing, Bossa Nova, Salsa, Boleros, Música latina, etc.
Con estas palabras y breve introducción damos inicio a nuestra entrevista, empezando por esta primera de cuatro entregas:
Jazz en Dominicana (JenD): Iniciamos la entrevista pregunto ¨ ¿Quién es Richard Peña según Richard Peña ¨?
Richard Peña (RP): Soy un guitarrista puertorriqueño nacido en San Juan (de padres dominicanos), y mi enfoque musical nace del deseo de unir dos mundos que me apasionan profundamente: la riqueza rítmica de la música afrocaribeña y la sofisticación armónica e improvisativa del jazz y el bebop. A través de la guitarra, trato de crear un sonido que sea cálido pero directo, uno que hable tanto del pasado como del presente.
A lo largo de mi carrera he tenido el honor de recibir reconocimientos como el de Youth Jazz Ambassador por la Asociación Amigos del Jazz de Humacao, y el de Mejor Guitarrista en la Escuela Libre de Música de San Juan. He grabado cinco producciones discográficas que han sido premiadas y reconocidas internacionalmente, incluyendo menciones en los Fox Music USA Latin Music Awards, los Independent Music Awards, y la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
He tenido la dicha de compartir escenario con músicos que siempre admiré, desde ganadores del Latin Grammy como Horacio "El Negro" Hernández, Dafnis Prieto, y Charlie Sepúlveda, hasta artistas de proyección internacional como Carlos Vives y Víctor Manuelle. Esas experiencias me han formado tanto como artista como ser humano.
Además de mi trabajo como intérprete y compositor, me dedico con mucho entusiasmo a la educación musical. Creo contenido educativo sobre la guitarra jazz que comparto con una comunidad de más de 260 mil seguidores en redes sociales, y más de 2,000 miembros en Patreon. Allí he publicado más de 500 lecciones en video, ebooks, master classes y transmisiones en vivo. Enseñar es, para mí, otra forma de seguir creando música, conectando con otros, y manteniendo viva la tradición del jazz en nuestra lengua y con nuestras raíces.
JenD: Naciste, creciste, te desarrollaste en Puerto Rico, pero hay dominicanidad en tus venas. ¿Cuales son tus raíces dominicanas?
RP: Sí, totalmente. Mis raíces dominicanas vienen directamente de mis padres. Yo soy el único de mi familia inmediata que nació en Puerto Rico… ¡pero por poco! Literalmente, por menos de 24 horas hubiese sido dominicano [ríe]. Te cuento: mi mamá estaba en la República Dominicana, ya casi a punto de dar a luz, pero decidió tomar un vuelo hacia Puerto Rico, y de milagro no la bajaron del avión, porque ya estaba súper avanzada en el embarazo.
Tan pronto pisó suelo boricua, pasaron apenas 24 horas cuando tuvo que salir corriendo a Centro Médico en Río Piedras… ¡y ahí nací yo! Así que aunque nací aquí, llevo la dominicanidad en la sangre, en la cultura que viví en casa, en la comida, la música, el acento que se cuela en conversaciones con la familia… Es una parte muy viva de quién soy, aunque mi crianza fue 100% en Puerto Rico.
JenD: ¿Cómo te inicias en la música? ¿Por qué la guitarra?
RP: Mis primeros pasos en la música comenzaron desde niño, cuando vivía en Las Vegas, Nevada. Allí tomaba clases privadas en centros comunitarios, y también recibía clases de piano en la escuela pública con un maestro que fue bien importante en esos años formativos. Pero el verdadero flechazo con la música, y especialmente con la guitarra, llegó cuando regresé a Puerto Rico.
Mis papás me inscribieron en la Escuela de Bellas Artes de Bayamón, y ahí conocí a mi primer maestro de guitarra, a quien todos llamábamos con cariño "Papo". Él tenía una forma de enseñar que era mágica, especialmente para los niños. Convertía todo en un juego: quién aprendía las notas más rápido, quién dominaba mejor un ejercicio musical... ¡era una competencia sana pero sobre todo divertida!
Papo logró que asociáramos la música con alegría, con comunidad, con momentos felices. Esa etapa fue clave, porque no solo aprendí las bases, sino que empecé a amar profundamente lo que hacía. Sin duda, esas primeras experiencias marcaron el camino que decidí seguir después.
JenD: ¿Quienes fueron y son aquellos que te han influenciado?
RP: Nunca se me olvidan los dos discos que, literalmente, me enamoraron del jazz y encendieron esa chispa que hasta el día de hoy sigue viva. Uno fue The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery, y el otro, The Way Up de Pat Metheny. Fueron dos experiencias totalmente distintas, pero igual de transformadoras. Escuchar a Wes por primera vez fue como descubrir un nuevo idioma que ya entendía emocionalmente. Y con The Way Up, sentí que se abría ante mí un universo sonoro inmenso, lleno de libertad, estructura y emoción.
Esos discos fueron los que me motivaron a practicar durante horas todos los días, a obsesionarme con mejorar y entender a fondo el lenguaje del jazz. Hoy en día, mis influencias siguen creciendo, pero puedo decir con mucha seguridad que artistas como Chick Corea, Kurt Rosenwinkel, Miguel Zenón, Chucho Valdés (y muchos más) siguen alimentando mi creatividad. Cada uno de ellos, desde su lenguaje y cultura, me ha enseñado algo profundo sobre cómo ser libre y honesto en la música.
JenD: ¿Cómo iniciaste tus estudios?
RP: Mis estudios formales comenzaron a los 13 años en la Escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini, en San Juan. Esa escuela fue clave en mi desarrollo, no solo por su nivel académico, sino por su historia y su impacto cultural en Puerto Rico. Es una de las instituciones musicales más importantes del país, y de ahí han salido artistas de talla mundial en todos los géneros. En el jazz, por ejemplo, figuras como David Sánchez y Miguel Zenón también pasaron por esas aulas.
JenD: ¿Quienes o cuales profesores te ayudaron a progresar a los niveles que has llegado hoy día? ¿Donde y como fueron tus estudios?
RP: Durante mi tiempo en la Libre, tuve el privilegio de estudiar con varios maestros que marcaron distintas etapas de mi formación: Carlos Ovidio Morales y Gidel Gallisa fueron mis maestros de guitarra clásica (que es el enfoque principal en esa escuela), mientras que Maribel Delgado y Millito Cruz me introdujeron a la música típica puertorriqueña. También estudié composición con Rubén Toledo. Pero sin duda, el maestro más determinante en mi vida fue el Prof. David Rivera. Él comenzó siendo mi maestro de teoría musical, pero eventualmente se convirtió en mi mentor de jazz y dirección de conjunto. Su influencia fue tan profunda que, honestamente, sin él yo no estaría haciendo jazz hoy. Fue quien me presentó el lenguaje, me enseñó la disciplina, y me llevó al Berklee High School Jazz Festival, una experiencia que cambió mi vida.
Después de graduarme, hice la transición al Conservatorio de Música de Puerto Rico para estudiar un bachillerato en Jazz y Música Caribeña. Allí tuve la fortuna de estudiar guitarra bajo la tutela del Prof. Fernando Mattina, quien fue fundamental para llevar mi ejecución a otro nivel. A él le debo gran parte de mis habilidades técnicas y musicales.
Durante esos años en el Conservatorio, también tuve acceso a clases magistrales con grandes del jazz como Vic Juris, Rodney Jones, Barry Greene, y con figuras puertorriqueñas como Miguel Zenón y David Sánchez, lo cual fue increíblemente enriquecedor. Además, pude tomar clases con miembros destacados de la facultad como Elías Santos Celpa (quien estudió con Ron Carter), Pedro Pérez, Andrew Lázaro, Javier Curet, y Fidel Morales, entre otros. Todos ellos, desde sus distintas perspectivas, aportaron muchísimo a mi formación como músico integral.
JenD: ¿Qué significa y significó El Conservatorio de Música de Puerto Rico para ti y por qué?
RP: El Conservatorio de Música de Puerto Rico fue, sin duda, el hogar donde se consolidó mi formación musical. Fue mi casa durante cuatro años intensos y hermosos, donde pasaba prácticamente todos los días practicando, compartiendo con colegas, intercambiando discos, ideas, sueños. Nos encerrábamos por horas en los cubículos (a veces seis, siete, hasta ocho horas diarias) a trabajar técnica, repertorio, conceptos… era una rutina exigente, pero profundamente apasionante.
Más allá de lo académico, el CMPR fue donde realmente entendí lo que implica ser músico profesional. Aprendí a tocar con otros, a escuchar, a comunicarme musicalmente en tiempo real, y a entender lo que significa ser parte de una comunidad artística. Fue también donde descubrí qué quería hacer en la música… y también lo que no quería. Me dio claridad.
Allí hice amistades que conservo hasta el día de hoy y adquirí habilidades que siguen siendo esenciales, tanto en lo musical como en lo relacionado al negocio de la música. El Conservatorio me dio herramientas, experiencias y un sentido de propósito.
Siempre lo consideraré mi alma mater. Fue el punto de partida real de todo lo que estoy haciendo hoy.
Hasta aquí llegamos con esta primera parte de nuestra entrevista, les dejamos con su composición Dear Wes del álbum del mismo nombre . El enlace del mismo en Spotify es: https://open.spotify.com/track/6VtuNLQjFU7Ircsx3EVEPh?si=4a20742a6fe849ba
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