Jazz en Dominicana - Serie Entrevistas 2025: Richard Peña
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Iniciamos esta segunda de cuatro partes de nuestra entrevista con Richard Peña con datos adicionales sobre el músico.
Richard estuvo inmerso, desde temprana edad, en los sonidos de la salsa, la plena y el jazz. Su carrera lo ha llevado desde las calles de San Juan hasta escenarios internacionales, compartiendo con luminarias del jazz como Horacio “El Negro” Hernández, Dafnis Prieto, Henry Cole, Richie Flores, Kachiro Thompson y Charlie Sepúlveda, entre otros.
Ha recibido premios como Jazz Ambassador Juvenil (2015, Asociación Amigos del Jazz de Humacao) y "Mejor Guitarrista" (2015, Escuela Libre de Música de San Juan). Ha grabado álbumes galardonados (Fox Music USA Latin Music Awards 2015, Independent Music Awards, Fundación Nacional para la Cultura Popular, Instituto de Cultura Puertorriqueña y el National
Endowment for the Arts).
Como educador, Peña crea contenido educativo de guitarra jazz para una audiencia de más de 260 mil seguidores en redes sociales y una comunidad de más de 2,000 estudiantes en su página de Patreon, donde ha compartido más de 500 lecciones en video, libros electrónicos, clases magistrales, transmisiones en vivo y más.
A continuación seguimos con esta segunda e interesante parte de nuestra entrevista:
Jazz en Dominicana (JenD): ¿Qué o cuáles géneros más te gustan y por qué?
Richard Peña (RP): Esa está difícil, ¡jajaja! Pero si te soy completamente honesto, los géneros que más me inspiran a seguir creando y explorando son el jazz (especialmente el post-bop, hard bop y la onda avant-garde), el fusion y, por supuesto, el Latin Jazz. Siempre han sido mi motor creativo.
Creo que la razón principal es la energía que tienen. Hay una sensación constante de sorpresa, de momentos inesperados dentro de las composiciones, y una libertad que te permite cruzar géneros sin límites. Eso abre la puerta a una paleta de colores sonoros tan rica, que uno no puede evitar querer explorarlos también.
Por ejemplo, solo con la música de Pat Metheny tienes un universo composicional profundo e intensísimo. Y si miras hacia el Latin Jazz, artistas como Chucho Valdés, Mongo Santamaría, Alfredo Rodríguez o Tito Puente conectan directamente con nuestra identidad y energía como latinos. Esa mezcla de sofisticación y arraigo cultural me atrapa por completo.
Y claro, los sonidos de Coltrane, Wayne Shorter, Joe Henderson, Chick Corea, Herbie Hancock… esa profundidad, esa intensidad espiritual y emocional que tienen, simplemente nunca deja de llamarme la atención. Son géneros que están vivos, en constante evolución, y eso es algo que siempre me ha motivado.
JenD: Vienes tocando muchos estilos y géneros con diversos grupos. ¿Cómo te ha o está ayudando?
RP: Ha sido una bendición enorme. Tocar tantos estilos y colaborar con diferentes grupos me ha dado una versatilidad que valoro muchísimo, no solo como guitarrista, sino como músico en general. Me ha enseñado a escuchar más, a adaptarme rápido, a entender distintos lenguajes musicales y a comunicarme mejor con cada músico en su propio contexto.
Cada género tiene su manera de sentir el ritmo, de articular la frase, de manejar la energía... y al sumergirme en ellos, he podido expandir mi vocabulario musical y encontrar nuevas formas de expresión. Por ejemplo, el tumbao del son cubano te da una cosa, el swing del jazz otra completamente distinta, y cuando los juntas bien, surge algo único.
También ha sido clave en mi identidad como artista. Me ha permitido ir moldeando un sonido personal que recoge todas esas influencias y las convierte en algo auténtico, mío. Tocar con diferentes grupos y estilos me sigue empujando a aprender, a crecer y a mantenerme siempre curioso.
JenD: Nombra algunos de los grupos con los que has tocado, sus estilos o géneros, y ¿que fueron estos para ti?
RP: He tenido el privilegio de tocar con una diversidad impresionante de artistas que representan distintas corrientes del jazz, Latin jazz y la música popular. Por ejemplo, he trabajado con el baterista Henry Cole, quien es reconocido mundialmente por su trabajo con Miguel Zenón, y con el bajista Ricky Rodríguez, una figura clave en la escena del jazz de Nueva York y colaborador de muchísimos artistas alrededor del mundo.
En el ámbito del jazz y Latin jazz, he compartido escenario con gigantes como Horacio "El Negro" Hernández, Dafnis Prieto, Kachiro Thompson, Richie Flores, Fidel Morales, Charlie Sepúlveda, Ramón Vázquez, Yissy García, Otoniel Nicolás, Ruly Herrera, Rubén Coca, Ángel David Mattos, Ricardo Pons, Elías Santos Celpa, Gustavo Cortiñas, Faton Macula, Sammy Morales... y la lista continúa. También he tenido la oportunidad de trabajar con artistas del mundo de la música popular latina como Víctor Manuelle y Carlos Vives.
Cada uno de esos encuentros ha sido una experiencia invaluable. Más allá de lo musical, han sido momentos de aprendizaje profundo. Cada artista tiene su manera de sentir, de organizar el sonido, de comunicarse en tarima, y esa riqueza me ha nutrido muchísimo. Tocar con ellos no solo me ha exigido estar a un nivel profesional muy alto, sino que también me ha abierto los oídos, me ha ayudado a desarrollar mi intuición musical y me ha reafirmado que la música, en su esencia, es colaboración y diálogo.
Estas experiencias me han formado no solo como guitarrista, sino como músico integral, y han sido fundamentales para definir la manera en que me relaciono con la música hoy día.
JenD: Has tocado con muchas luminarias del jazz, y otros géneros ¿para ti que significaron estas experiencias?
RP: Para mí, han sido verdaderamente formativas. Tocar con figuras tan icónicas y de tanto calibre, no solo en el jazz sino en géneros como la salsa, el Latin jazz, la música afrocubana y otros, ha sido como asistir a una universidad paralela. Cada experiencia ha sido un máster en sensibilidad, en musicalidad y en profesionalismo.
Más allá del honor que representa compartir escenario con leyendas como Horacio “El Negro” Hernández, Dafnis Prieto, Richie Flores, Charlie Sepúlveda, y muchos otros, lo más impactante ha sido ver cómo manejan la música en tiempo real. La manera en que escuchan, reaccionan, apoyan al grupo y elevan la energía del momento es algo que no se aprende en los libros. Eso se vive. Y cuando uno está ahí, en el medio de esa conversación musical, se siente esa exigencia, ese compromiso con la música que te empuja a crecer.
Además, estas experiencias han reforzado algo muy importante para mí: que no hay tal cosa como una sola forma “correcta” de tocar o de pensar la música. Cada artista tiene su propia voz, su propia manera de abordar el arte, y eso me ha motivado a seguir explorando la mía. En ese sentido, compartir con estas luminarias ha sido tan inspirador como desafiante, porque te obliga a cuestionarte constantemente, a elevar tu nivel, y sobre todo, a ser tú mismo sin miedo.
También hay una dimensión humana muy profunda: ver su humildad, su ética de trabajo, su compromiso con el arte y con las nuevas generaciones. Son modelos a seguir, no solo por lo que hacen en tarima, sino por cómo viven la música. Y eso, sinceramente, me ha marcado para siempre.
JenD: ¿Consideras que ya tienes tu estilo? ¿Tu sonido?
RP: Sí, creo que con los años he ido consolidando un sonido propio. No fue algo que busqué de forma directa al principio, pero sí fue el resultado natural de muchas horas de estudio, búsqueda personal y, sobre todo, de vivir entre mundos musicales distintos. Mi sonido nace de la mezcla entre el lenguaje del jazz moderno (bebop, post-bop, incluso algo de avant-garde) con los ritmos, colores y tradiciones de la música Afrocaribeña. Es una voz que refleja quién soy: un puertorriqueño con raíces dominicanas, formado entre lo clásico, lo folklórico y lo contemporáneo. También siento que ese sonido se ha ido solidificando con cada disco, cada composición y cada colaboración. Y aunque siempre estoy en evolución, porque la música no se detiene y uno tampoco, sí puedo decir con certeza que hoy tengo una voz musical que me representa y que sigue creciendo.
JenD: ¿Practicas mucho? ¿Que rutinas utilizas y recomiendas para mejorar habilidades musicales?
RP: Antes de entrar de lleno en la vida laboral, solía practicar entre 6 a 8 horas diarias. Era una rutina muy intensa que me ayudó a desarrollar gran parte de mi técnica y lenguaje musical. Sin embargo, hoy día, entre la creación de contenido, las presentaciones y las responsabilidades cotidianas, mi práctica personal se reduce a 1 o 2 horas al día, cuando mucho. Eso sí, trato de que ese tiempo sea enfocado y con intención.
En mi página de Patreon comparto a fondo cómo estructuro mi estudio, pero básicamente divido la rutina en cuatro pilares fundamentales: Técnica, Lenguaje, Repertorio y Escucha Activa.
A través de la Técnica, desarrollamos la memoria muscular y los reflejos necesarios para que nuestras ideas musicales fluyan sin obstáculos. No se trata de hacer música directamente, sino de preparar el cuerpo y la mente para hacerlo, como un boxeador que entrena antes de subir al ring.
En el área de Lenguaje, estudiamos el jazz desde la perspectiva de los grandes improvisadores. Aquí exploramos distintas formas de navegar la armonía y construir un discurso musical que cuente una historia.
El Repertorio nos permite aplicar lo aprendido en contextos reales. Aprender melodías, analizar armonías y tocar distintos estilos dentro del jazz profundiza nuestro entendimiento del género y fortalece nuestra identidad musical.
Finalmente, la Escucha Activa es clave. Así como se aprende un idioma escuchando su acento, pronunciación y hasta su “slang”, en la música es igual: escuchar con atención nos ayuda a internalizar el estilo y refinar nuestra intuición musical.
Mi objetivo siempre ha sido ayudar a otros músicos a romper la barrera entre creatividad y ejecución, para que puedan expresar cualquier idea musical de forma libre y auténtica.
JenD: ¿Cual, para ti, han sido los álbumes que te han influenciado?
RP: Definitivamente hay muchos discos que me han marcado profundamente, pero hay una lista especial de álbumes a los que siempre regreso, que nunca me canso de escuchar, y que han moldeado mi forma de entender y sentir la música. Estos son:
The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery – Wes Montgomery
The Way Up – Pat Metheny
Like Minds – Gary Burton
The Next Step – Kurt Rosenwinkel
Angels Around – Kurt Rosenwinkel
ast, Present & Futures – Chick Corea
Trilogy – Chick Corea
Esta Plena – Miguel Zenón
World’s Fair – Julian Lage
Secrets – Allan Holdsworth
Cada uno de estos discos me abrió la mente a nuevas posibilidades: desde la narrativa composicional y libertad armónica hasta la conexión emocional que un intérprete puede tener con su instrumento. Son discos que me inspiran, me retan, y me recuerdan por qué amo tanto la música.
JenD: ¿Que música escuchas en estos días?
RP: Por la naturaleza del último disco que lancé, The Latin Side of Jazz Guitar, he estado muy enfocado en sumergirme en el mundo del Latin Jazz. Últimamente escucho mucho la música de Chucho Valdés, Paquito D'Rivera, Alfredo Rodríguez, Harold López-Nussa, y también proyectos como el de Steve Khan con The Caribbean Jazz Project. Además, artistas como Diego Figueiredo y Richie Zellon han sido referencias importantes para mí en este proceso. Estoy constantemente buscando nuevas formas de conectar los elementos afrocaribeños con la sofisticación armónica del jazz, y estas influencias me han nutrido enormemente.
JenD: Tocas, compones, arreglas, educas ¿Cual sombrero más te gusta y porque?
RP: Debo admitir que lo que más me encanta es componer. Me vuelvo como un niño cuando le dan un juguete nuevo; esa emoción pura, esa curiosidad sin límites. Hay algo muy especial en el proceso de traer una idea abstracta a la vida, convertir un sentimiento o una imagen interna en algo que otros puedan escuchar y sentir. Es una forma de dar forma a lo intangible, de contar historias sin palabras.
Componer me permite explorar libremente, combinar influencias, experimentar con sonidos y texturas, y crear universos musicales únicos. Cada composición es una oportunidad de descubrir algo nuevo sobre mí mismo, sobre la música y sobre cómo conectarme con otros emocionalmente. Aunque disfruto mucho tocar, arreglar y enseñar, y cada uno de esos roles alimenta al otro, el acto de componer es donde realmente siento que soy más yo, más libre y más inspirado
JenD: ¿Como nace tu inquietud por compartir conocimientos a través de tu canal de Patreon, YouTube y otros medios digitales?
RP: Todo comenzó durante la pandemia. Después de años de estudios y justo cuando estaba por lanzar mi disco Synergy, se canceló la gira y me quedé sin trabajo, como muchos otros músicos. En ese momento de pausa forzada, me dediqué de lleno a estudiar el instrumento. Al revisar mis apuntes y materiales del Conservatorio, me di cuenta de algo curioso: tenía carpetas llenas de información valiosa que había aprendido... pero no sabía aplicar ni la mitad de manera fluida.
Así que comencé a usar mis redes sociales como un diario personal de estudio. Hacía videos para mí mismo, para recordar cómo tocar cierta escala, cierto patrón, o cómo había armado una frase de jazz. Era simplemente un ejercicio de documentación.
De momento, uno de esos videos se vuelve viral, más de un millón de vistas en dos semanas, y empiezo a recibir mensajes de personas agradeciéndome porque, en un minuto, habían entendido cosas que llevaban años tratando de descifrar. Ese sentimiento de saber que pude ayudar a alguien de forma genuina fue lo que me motivó a seguir creando contenido educativo. Desde entonces, lo he convertido en una misión personal: democratizar el conocimiento musical desde una perspectiva clara, práctica y accesible.
Así llegamos a la conclusión de esta segunda entrega, en la próxima visitaremos su discografía, y les dejamos con su composición Mondesert del álbum Synergy . El enlace del mismo en Spotify es: https://open.spotify.com/track/4QmkFMQpSq2DlsnKLpEqUE?si=09397bbdd65746e4
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